Siente curiosidad por encontrar respuesta a todo lo que le rodea. Sus pupilas reflejan la ansiedad causada por la espera de la respuesta a ¿por qué hay gente en el televisor? o ¿por qué los perros no hablan?, llenan de emoción a todo padre; y aunque puede resultar agobiante escuchar una pregunta tras otra, hay que saber tener paciencia ya que se trata de una etapa importante del desarrollo del niño.
La llamada “edad de las preguntas” se presenta aproximadamente entre los 2 y los 4 años. En este período los niños comienzan a conocer el mundo a través de la comunicación con el adulto, usando como herramienta el lenguaje. En las preguntas se reflejan las características de su pensamiento, que a esta edad tiene mucho de “realismo mágico”, lo que los lleva a pensar que los objetos se comportan como seres vivos y que los seres vivos tienen poder sobre todo lo inanimado.
5 consejos para responder sin molestarte
Desarrolla una actitud positiva
Más allá del agotamiento que puedan provocar, hay que asumir una actitud positiva frente a estas preguntas, que pueden referirse a temas tan sencillos como cuestiones cotidianas o temas complejos y trascendentes como el sentido de la vida, la muerte, la sexualidad, etc.
Responde con otra pregunta
Devolver la pregunta es una buena técnica cuando son muy “preguntones”. El “¿y a ti qué te parece?” puede obligarlos a pensar, a plantear sus hipótesis y a animarse a no esperar que las respuestas lleguen siempre del afuera, sin tener que trabajar un poquito para obtenerlas.
Respuesta en otras fuentes
En la medida en que van creciendo, proponerles buscar la respuesta a su pregunta en un libro, en internet (siempre con supervisión) o visitando museos, una opción mucho más enriquecedora. Así, también se les están brindando herramientas para que puedan hallar respuesta por si mismos.
No lo ridiculices
Nos hace preguntas porque confía en nosotros. El uso de sarcasmo, evasivas o el silencio le defraudarán y le desanimarán a seguir preguntando. Y con ello lo único que lograremos es limitar su espontaneidad y su impulso de comunicarse.
Se natural
No hay que obsesionarse con encontrar la respuesta precisa, ni tampoco complicadas explicaciones científicas. El niño no siempre entenderá, pero eso no es tan grave. Lo importante es que sepa que las preguntas tienen respuesta, que él puede buscarla y que nosotros le apoyamos.

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