En sus casi 39 años de carrera periodística, se puede decir que Mónica Delta ha hecho de todo. Recorrer la calle detrás de la noticia, conducir programas en radio y televisión, cantar, bailar y ahora contar cuentos. A lo único a lo que no le va es a la política. “Me ofrecieron postular al Congreso y dije no”.
¿Crees que la experiencia le hace pelea a las caras bonitas en la televisión?
El tema de cara bonita es absolutamente una referencia que yo no quisiera hacer. Yo creo que uno es bueno o mal periodista, seas hombre o mujer; y sí creo que es indispensable experimentar en la calle y ser reportero primero.
¿Cuán importante es la persona que da la noticia?
Hay momentos que has flaqueado al dar las noticias... Yo soy una persona sumamente sensible, no lo parezco; trato de ponerme un escudo frente a las emociones, pero es imposible no conectar con el drama humano. El día que el periodista sea indiferente deja de ser periodista.
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¿Crees que en el ámbito periodístico existen muchos celos profesionales?
Yo tengo 61 años y los llevo bien puestos. A veces me preguntan “por qué no respondes en redes”. Porque no vale la pena. Porque es algo que me carga negativamente. Yo he decidido vivir mi vida con absoluta tranquilidad y tratar de apoyar y ayudar desde donde esté.
Con más de 30 años de carrera periodística, ¿te comparas con alguien, tienes algún referente?
Quien se compara pierde. Yo creo que uno tiene que pasar por todas las experiencias, el que no pasa por experiencias no crece. Yo creo que estoy en una etapa de mi vida después de muchas experiencias en las que miro con mayor tranquilidad, con mayor serenidad las cosas, lo inmediato no me perturba, más bien me perturba que no haya suficiente capacidad en nuestras autoridades, que no haya esos cambios estructurales.
¿Te ha resultado complicado trabajar con algún conductor?
No he tenido tantos compañeros de conducción, he tenido algunos y han aportado muchísimo. No tengo experiencias de haber tenido esa complicación que a veces hay en las parejas televisivas, digamos en términos de trabajo.
Una de tus compañeras en Latina, Sigrid Bazán, recibió muchas críticas de otros colegas. ¿Qué opinas de los periodistas que cuestionan el trabajo de otros colegas porque son muy jóvenes o, como dices, no hicieron calle?
Jamás vas a escuchar de mi boca descalificar a alguien, porque no creo en las descalificaciones. Yo creo que el trabajo es lo que te da resultado, la gente te sigue o no te sigue. Y en el caso de Sigrid Bazán, es una chica joven que está conduciendo programas en el canal donde yo trabajo y respeto su trabajo en ese sentido.
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Te vemos en la TV, la radio… ¿No duermes?
Estoy durmiendo menos. Cuando se me plantean las oportunidades las tomo. Yo soy dormilona, tengo que confesarlo, pero he tenido que recortar mis horas de sueño. Pero sí, me reta, me desafía el tema del trabajo. Me siento muy bien en Latina y también en RPP, que me han dado un lugar privilegiado.
¿Eres asidua a las redes sociales?
Soy activa en Twitter, me parece que va conmigo porque en pocas palabras puedes dar un pensamiento, responder ante una situación; además, me mantiene informada inmediatamente. Las redes sociales las admiro como herramienta, pero a veces se convierte en una especie de cloaca y yo ahí sí no entro.
Te hemos visto cantando, bailando, ahora leyendo cuentos, ¿qué te falta por hacer?
(Risas). Yo no le cierro la puerta a nada. Esto de leer cuentos es una experiencia interesante, es un público totalmente distinto y me desafía, y como me desafía y me da esa sensación rica de estar haciendo algo que aporte y que le dé una especie de conexión con ese grupo familiar, que probablemente por mi trabajo no he tenido, sobre todo los niños pequeños, me parece macanudo. Además, es un ensayo para ser abuela y estoy lista.
Tal vez te falta incursionar en política, ¿alguna vez veremos a Mónica Delta en su curul?
No, no quisiera la verdad. Alguna vez me han ofrecido. Yo hasta ahora no he tenido ninguna motivación de pasar al otro lado del mostrador. Y no, la política, en términos generales no me atrae.
¿Qué partido político te ofreció candidatear?
Fue al Congreso, un partido político de centro derecha. Pero fue una primera conversación y yo de plano dije no, paso, gracias.
Estamos a meses de una nueva campaña electoral, por quién no votaría Mónica Delta
Lo tengo claro, yo no votaría por ningún populista, votaría por alguien que trabaje la institucionalidad y las reformas estructurales que el país está esperando. Yo desde que soy periodista hace 38 años, me voy para los 39 años, creo que ningún gobernante ha roto los suficientes huevos para hacer una tortilla que implique un cambio fundamental en el país. Ha habido avances, algunas reformas que se quedaron a la mitad, pero no ha habido una verdadera decisión de reforma estructural que trabajen las coordinadas más importantes que son salud, educación e institucionalidad.
¿Tu opinión con respecto al presidente Martín Vizcarra encajaría en ese término populista?
El presidente Vizcarra tiene buenas motivaciones, pero las ideas se han acabado, no sabemos si este gabinete de salida y de transición le dará un poco más de oxígeno. Ha logrado conectar con la gente, incluso sin tener un partido político, pero no le veo ni el tiempo, ni el alcance, ni las circunstancias en las que está en la presidencia para hacer una reforma de esa magnitud.
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¿Algún político es de tu simpatía?
Ninguno.
¿Qué sentiste cuando te enteraste del suicidio de Alan García?
En abril yo estaba fuera del Perú, de vacaciones. Y como una situación de una persona a la que conoces y que se quita la vida en un escenario de esa naturaleza, es una cosa impactante. Pero en el fondo, lo digo con absoluta honestidad, no me sorprendió que el final sea ese, viniendo de un personaje como García.
¿Qué ha cambiado en periodismo?
Ahora hay una comunicación más horizontal y el feed back es permanente, para bien o para mal. Y por otro lado, el periodista tiene esa herramienta inmediata, ya no tienes que ir a una biblioteca para conocer un contexto, tú pones las palabras que quieres en Google y tienes toda la información. El problema es que se queda en eso. Yo creo que ahí es donde se tiene que trabajar para que haya el rigor del contraste, no solo quedarse en la inmediatez.
Has dicho que tu libro “Minutos antes de las ocho” fue una especie de catarsis, ¿volverás a escribir otro libro?
Era más fácil hacer una catarsis escribiendo un libro, después de todas las cosas que podían haber dicho, que pagarle a un psicólogo; y me sirvió muy bien para cerrar un capítulo. Si voy a escribir otro libro, la verdad es que yo no me lo he planteado ahorita. Qué pasará más adelante, no lo sé. No lo he pensado, te soy sincera.