“Soy una mujer afortunada”
“Soy una mujer afortunada”

““Voy a echar toda la carne en el asador”, nos dice Yuri desde México cuando le comentamos que faltará tiempo para que cante todo el repertorio que su público quiere escuchar este 4 de junio en el Círculo Militar del Perú. “Hace muchos años que no los visito, estoy muy entusiasmada y les he pedido a mis fans que propongan a través de mi cuenta en Twitter los temas que quieren escuchar y trataré de complacerlos”.
-Yuri cada día canta mejor. ¿Cuál es su secreto? Me cuido. Los artistas tenemos que cuidarnos con el pasar del tiempo, el arte tiene su lado padre, bonito, pero también el oscuro. Soy una mujer muy disciplinada, amo mi carrera, amo los talentos que Dios me ha dado y por eso los cuido mucho. -Mujer que dice su edad es capaz de todo. ¿Orgullosa de sus 51? Nunca en la vida tuve temor de confesar mi edad y menos ahora, me siento joven espiritual y físicamente. Aunque resulta que hay colegas mayores, que ahora son menores que yo, ja ja ja. Dios ha renovado mis fuerzas, soy una mujer diferente, guerrera, no importa el tiempo que pase. Tengo 51, pero ni los siento porque Dios renueva mis fuerzas. -La década de los ochenta marcó una pauta, a generaciones y lo sigue haciendo. ¿Por qué fue tan especial? En los ochenta salieron grandes compositores, productores y cantantes, y no solo mexicanos. En esa década nacieron muchas importantes carreras artísticas, fue algo increíble. La televisión era diferente, la radio era diferente, el público también, fue una época espectacular, una realidad completamente distinta a la de ahora que, lo digo de todo corazón, no va a volver.
-¿Todos los intérpretes ochenteros siguen en el candelero?
Somos pocos los que seguimos siendo vigentes, a quienes la gente sigue escuchando. Qué puedo decir, soy muy afortunada, tengo tres generaciones que me conocen, es un regalo de Dios porque a pesar del tiempo, aquí estamos.
-El tiempo te ha convertido en una cantante clásica del pop.
Eso es hermoso, pero obviamente al haber nacido en los ochenta me ha obligado a renovarme siempre, a estar súper moderna en lo que respecta a vestuario, a show, a música, a cantar y grabar con gente joven. -Eres espontánea, directa, sencilla. ¿No es pose? Soy una persona que me gusta hablar, compartir, siempre lo he sido. También soy una mujer temperamental, me gustan las cosas derechas, soy perfeccionista.
¿Qué te hace distinta? Lo que hace que siempre este así, tan jovial y tan alegre es que soy una mujer feliz. Cuando lo eres conforme a lo que Dios quieres que sea, con lo que él te da, lo irradias, lo llevas a la television, a las entrevistas,a tus shows. En estos últimos 20 años he dejado de hacer cosas que no me daban paz, no soy perfecta, he avanzado. -¿La llegada de tu hija Camila qué aportó a tu vida? Me dio crecimiento, mucha paciencia, ella es muy temperamental, chocamos mucho, somos dos toros de lidia, pero pienso que Dios la mandó con ese carácter para que se sepa defender cuando no estemos nosotros. Yo tengo el mismo carácter que ella, nunca nos quedamos a la mitad de las cosas. Mi hija es una guerrera, ha llegado a mi vida para enseñarme muchas cosas, a mí y a mi esposo. -¿ Le gusta lo que haces? ¿Quiere seguir tus pasos? Ayer le preguntaba ‘¿quieres ser cantante? No me gusta’, me dijo. Es una buena nadadora, ahora dice que quiere llegar a las Olimpiadas. Veremos cuando sea una adolescente.
-Cuando decidiste ser cristiana dejaste por muchos años tu carrera y tu repertorio habitual. ¿Cómo llegaste a manejar esto? Con el paso de los años entendí que Dios me hizo cantante, me mandó a este mundo para entretener y no solo para eso. También para llevar un mensaje a través de mis conciertos, que sin ser de música cristiana me dan la posibilidad de dar un mensaje de amor a través de mis canciones.
-Tuvimos el año pasado a una Yuri en un reality de imitación. ¿La escuchaste? Tuve la oportunidad de ver sus videos porque mis fans peruanos me los mandaban y realmente la chica me pareció extraordinaria. Imitarme no es nada fácil.
-Claro hay que tener una tremenda voz. Sentí que ella lo hacía con mucho cariño, entusiasmo, le puso todas sus ganas. A mí me gustan esos programas, porque la gente que participa te admira y a partir de eso te imita con gran respeto. A mis 38 años de carrera que aún sigan imitándome es una satisfacción enorme, es la prueba viva de que has trascendido.