La Federación Peruana de Fútbol (FPF) ya se parece a la Presidencia de la República. Pasar por allí, por la Videna, como ocurrió antes con Manuel Burga y ahora con Edwin Oviedo, es un trampolín a la prisión. Desde luego que esto no contenta a nadie. Todo lo contrario.
Da vergüenza ajena porque nuestro balompié, mundialista en Rusia 2018 y poseedor de la mejor hinchada del planeta, no merece estar mezclado con espectáculos de corrupción.
El mismo Ricardo Gareca debe estar rugiendo de rabia porque, de alguna manera, la detención de Oviedo trastoca su trabajo al mando de la Blanquirroja.
OJO CON ESTO:
Con OJO crítico: Bomba de tiempo
Con OJO crítico: No al blindaje
HAY MÁS...