Ocho puntazos de aprobación ganó el presidente Martín Vizcarra luego de plantear y obtener la Cuestión de Confianza del Congreso, según una encuesta de Ipsos publicada ayer en El Comercio.
Se confirma, entonces, que la población festeja y aplaude que el Ejecutivo peche al Parlamento y lo saque al fresco.
Con este importante caudal ciudadano (50%), el mandatario se siente revitalizado y ha reiterado el ultimátum al Congreso: si los seis proyectos de la reforma política no son aprobados antes de que acabe la presente legislatura sin trastocarles la esencia, entenderá como denegada la cuestión de confianza y procederá conforme a la Constitución.
¿Y qué dice la Constitución? Simple: que está facultado para cerrar el Parlamento y llamar a nuevas elecciones. Vizcarra incide en que, de presentarse esta situación, respetará estrictamente lo que está en la Constitución, descartando cualquier afán autoritario.
En verdad, si bien la mayoría del pueblo apoya que le pongan candado al Legislativo porque cumple un papel lamentable, el que sale perdiendo es el país porque entraría en un atasco político de carácter impredecible.
En guerra avisada no mata gente.
Esto fue todo por hoy, cierro el ojo crítico, hasta mañana.
Esto fue todo por hoy, cierro el ojo crítico, hasta mañana.
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