El panorama es el mismo desde hace 10 años, hogares abandonados en la zona de exclusión en Futaba, prefectura de Fukushima, Japón. (Foto: Franck Robichon / EFE )
El panorama es el mismo desde hace 10 años, hogares abandonados en la zona de exclusión en Futaba, prefectura de Fukushima, Japón. (Foto: Franck Robichon / EFE )

En el 2011, Japón fue sacudido por unde magnitud 9, con epicentro a 130 kilómetros de la costa de la ciudad de Sendai, durante 3 minutos. El , desató un tsunami de 15 metros de altura que embistió la planta de energía nuclear Fukushima Daiichi, convirtiendo a muchos pueblos de la isla en “zonas de difícil retorno” por los desechos radiactivos que aún se encuentran en el lugar.

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El tsunami inundó un área de 560 kilómetros cuadrados dejando alrededor de 19.000 personas muertas, además de la inundación a los generadores que mantenían la planta nuclear refrigerada. Esto causó que los reactores se sobrecalentaran y se produjeran tres fuertes explosiones.

Tsunami que fluye sobre los muros marinos mientras la masa de energías hídricos hacia la central nuclear Fukushima Daiichi de TEPCO en la ciudad de Okuma, en la prefectura de Fukushima.  (Foto: Handout / AFP)
Tsunami que fluye sobre los muros marinos mientras la masa de energías hídricos hacia la central nuclear Fukushima Daiichi de TEPCO en la ciudad de Okuma, en la prefectura de Fukushima. (Foto: Handout / AFP)

Difícil retorno

Más de 160.000 personas en un radio de 20 kilómetros alrededor de la planta se vieron obligadas a abandonar sus hogares y huir del material radiactivo que se liberó después de la explosión. A la fecha, unas 40.000 no han regresado.

Los lugares abandonados se convirtieron en pueblos fantasma, creando un paisaje desconcertante en donde el tiempo parece detenido, en medio de las construcciones ruinosas, la vegetación y los animales salvajes contaminados de radiación.

Hoy, el gobierno de Japón mantiene un área de 360 kilómetros cuadrados, conocidos como la “zona de difícil retorno”, pues a las personas no se les permite regresar debido al riesgo que representa la radiación.

Suelo contaminado en bolsas negras en Okuma, prefectura de Fukushima, una zona declarada zona de exclusión después del desastre nuclear. (Foto: Philip FONG / AFP)
Suelo contaminado en bolsas negras en Okuma, prefectura de Fukushima, una zona declarada zona de exclusión después del desastre nuclear. (Foto: Philip FONG / AFP)

Asimismo, en diez municipios donde se han levantado las órdenes de evacuación tras el accidente, solo ha regresado el 26,8% de la población, según le dice a BBC Mundo, Yasunori Igarashi, investigador en el Departamento de Radioactividad Ambiental en la Universidad de Fukushima.

Por otro lado, este 25 de marzo, Japón tiene planeado iniciar el recorrido de la llama de los Juegos Olímpicos que en 2020 fueron pospuestos debido a la pandemia de coronavirus.

Como símbolo de recuperación, la antorcha iniciará su recorrido en la prefectura de Fukushima, pasando por pueblos como Tomioka, Futaba, Namie y Okuma, donde el gobierno ha invertido millonarios esfuerzos por atraer residentes, pero a donde pocas personas han vuelto.

El futuro

En la prefectura de Fukushima hay varios centros donde la gente recibe educación acerca de la radiación y los materiales radioactivos.

Como investigador imparcial, te puedo asegurar que esos centros no están dedicados a la propaganda, sino a enfatizar la seguridad respecto a los materiales radioactivos”, dice Igarashi a la BBC.

Asimismo, el investigador comentó que la descontaminación de la planta de Fukushima puede tomar décadas, entre 30 y 50 años, sien embargo, está seguro de que con el tiempo la cantidad de material tóxico se reducirá. “Creo que no podemos esperar cambios dramáticos en los próximos años”, dice Igarashi

Una periodista revisando los niveles de radiación con su dosímetro junto a la asolada central nuclear de Fukushima Daiichi. (Foto: Yoshikazu /AFP)
Una periodista revisando los niveles de radiación con su dosímetro junto a la asolada central nuclear de Fukushima Daiichi. (Foto: Yoshikazu /AFP)

Azby Brown, investigador de Zafecast, una iniciativa dedicada a medir los niveles de radioactividad en varias partes del mundo, le dice a BBC Mundo, que entre las personas que han regresado a la zona, desarrollaron agricultura de alta tecnología, con sensores y procesos automatizados.

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