El eclipse solar total ocurrido la madrugada de este sábado provocó que la noche cayera por más de 40 segundos en el “día eterno” del verano austral en la Antártida profunda, único lugar en el mundo donde se observó la totalidad del fenómeno astronómico.

“Se vio excelente”, aseguró Raúl Cordero, académico de la Universidad de Santiago de Chile (USACH).

El eclipse también pudo ser apreciado también a través de la transmisión en directo de la NASA.

A las 07H00 GMT, la Luna comenzó a ocultar la esfera del Sol y a las 07H46 GMT un destello redondo alrededor de la oscuridad generada por la superposición de la Luna entre la Tierra y en Sol.

Pagaron 40 mil dólares para viajar

La base antártica Glaciar Unión fue el único lugar en el planeta donde apenas unos pocos científicos, expertos y turistas -pagando casi 40 mil dólares a una empresa de turismo extremo- pudieron ver en directo el eclipse total de Sol.

Ese punto geográfico se encuentra a mil km al norte del Polo Sur, 2 mil km al sur de las bases internacionales en la Antártida -en la isla Rey Jorge- y a 3 mil km de Punta Arenas, la ciudad más austral de Chile en el continente.

Cordero explicó que la base, inaugurada por Chile en 2014, apenas cuenta con unas carpas o tiendas de campaña en medio de un desierto helado a -15 grados centígrados, rodeado por los montes Elsword, que evitan la llegada de los extremos vientos que recorren el interior del territorio antártico.

Científicos realizaron estudios

La climatología acompañó la observación con un cielo despejado y los científicos pudieron realizar estudios naturales y medioambientales bajo las condiciones de cambio radical que ocurren en un eclipse total.

Cordero explicó que los pertenecientes a la USACH buscaban medir cómo la oscuridad absoluta a lo largo de la franja de totalidad genera o no cambios en las proporciones de ozono, ya que este compuesto químico es un importante parámetro en esta zona, donde el agujero en la capa de ozono es más notable que en cualquier otra parte del planeta.

El último eclipse que se pudo ver desde la Antártida ocurrió el 23 de noviembre de 2003 y ya no se podrá ver otro hasta 2039.