Los guerreros llevaban una relación armoniosa cargada de proyectos y, desde luego, de la pasión que distingue al ímpetu juvenil.
Hace algunos años Sebastián Lizarzaburu se encontraba acompañando a un amigo que tenía que hacer algunas cosas en América Televisión. Para entonces, Sebastián ya era un aplicado personal trainer. "Jamás quise hacer televisión. Nunca se me pasó por la cabeza".
Mientras esperaba en el lobby mientras su amigo terminaba lo que tenía que hacer alguien de producción de Bienvenida la tarde se le acercó y le preguntó ¿vienes por el casting? y así dos personas más le preguntaron lo mismo hasta que él contestó, "ok, ya que estoy acá haré el casting" y ese fue el inicio no sólo de su camino a la fama y su ingreso a la tele, sino su romance con Andrea San Martín.
Andrea como Sebastián encontraron en su amor el inicio de su historia, única como lo es toda historia de amor.
"Tratamos de ser lo más normales posible, no nos privamos de nada. Hay sitios a los que no hemos ido, ¡pero no por nosotros sino porque la gente a veces no nos deja ni caminar. Somos una pareja "distinta" porque la gente nos conoce, pero no somos extraterrestres. Creo que la gente suele pensar que existe un mundo especial para nosotros. La gente nos considera artistas y eso no es verdad, solo somos personas públicas"