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Al interior de una familia tanto el padre como la son importantes porque siempre se necesita de ese equilibrio entre lo masculino y lo femenino. Sin embargo, hay etapas en las cuales es más común encontrar que la presencia de la madre cobra mayor relevancia. Lo mismo ocurre con los papás.

Según un estudio de Juan García Gómez, pedagogo y orientador familiar de Delphos-Cofa, la influencia del , en el proceso evolutivo de los hijos es desigual. Durante los 18 primeros meses, su influencia es mínima. En cambio, la de la madre se eleva hasta casi un ciento por ciento.

Entre los tres y los doce años, es cuando la influencia del padre crece de 20 a 40 por ciento. De acuerdo a esta investigación, hasta que no pase este periodo, no se equipararán la influencia de ambos progenitores.

Tipos de influencias

En los hogares en que la autoridad de un varón adulto desaparece, el proceso de socialización de los varones tiende a volverse caótica. Si un joven no se identifica con esa figura, otros modelos poco ejemplares podrían ocupar ese vacío, por ejemplo, jefes de pandillas, etc. 

Otro problema se presenta también cuando la conducta del padre no es de apoyo y protección a la mujer. En los , incluso la naturaleza de las relaciones sexuales se ve afectada, convirtiéndose en un acto egoísta. En las adolescentes la figura del padre también tiene un efecto menor pero importante que no siempre se tiene en cuenta. 

La falta de una figura paterna aumenta en las chicas la desconfianza de poder establecer vínculos significativos con los hombres en general. Esta inseguridad las lleva a veces a desarrollar desórdenes alimenticios para mejorar su imagen o bajar de peso.