En muchos casos la angustia, el temor y la depresión desembocan en dolor físico y a nueve meses de la pandemia esto se observa con mucho énfasis; las personas afectadas expresan estos dolores emocionales como dolores físicos, por ejemplo: dolor de cabeza, dolor de espalda, dolores en los hombros, incluso se afecta el funcionamiento de algunos órganos apareciendo problemas gástricos, disfunciones sexuales, etc.

Es importante tener en cuenta que cuando los daños emocionales recibidos han sido muy intensos o muy prolongados en el tiempo, su impacto no sólo se produce a nivel emocional, sino que también tiene consecuencias fisiológicas. Una herida emocional puede afectar al cuerpo de múltiples formas.

Muchas veces callamos, ocultamos nuestras emociones, no expresamos abiertamente nuestro sentir o pensar, esto provoca un incremento de la sensación de angustia y estrés. Toda esta carga emocional contenida, de alguna forma debe liberarse y es por ello que nuestro organismo empieza a reaccionar apareciendo algunas dolencias, frente a las cuales las personas piden una y otra opinión médica, pero no encuentran otra respuesta, sino que son producto del estrés y ansiedad intensificados, por lo cual son derivados a los profesionales de la salud mental.

Debido a la pandemia del COVID-19 muchas personas perdieron familiares y en ese proceso no tuvieron tiempo para expresar sus emociones respecto a la tristeza de ver a sus familiares enfermos, estaban preocupados en atenderlos y apoyarlos; después de la pérdida, con el dolor por ella y el estrés vivido se han sobrevenido en estas personas una fuerte descarga emocional que se ve reflejada en los dolores corporales.

Riesgos de esta situación en la salud mental de la población

El riesgo de dejar pasar por alto estas dificultades, es que se agudicen y empiece a disminuir la funcionalidad de las personas, pues se pueden sentir mucha fatigados, con problemas para dormir y tener cambios en el apetito; lo que a su vez puede desencadenar un problema mayor que es la depresión.

Si la persona afectada o los miembros de su familia tienen o han tenido depresión, hay un riesgo mayor de que usted entre en depresión a raíz de su dolor. Algunos de los signos que pueden ayudar a detectar esta problemática son:

  • Sentimientos frecuentes de tristeza, ira, baja autoestima o desesperanza
  • Menos energía
  • Menos interés en actividades o menos placer por sus actividades
  • Dificultad para conciliar el sueño o permanecer dormido.
  • Disminución o aumento del apetito que causa mayor pérdida o aumento de peso.
  • Dificultad para concentrarse.
  • Pensamientos de muerte, de suicidio o de hacerse daño.
  • Disminución del funcionamiento, menor rendimiento en el trabajo, descuido de los hijos, etc.

¿De qué modo podemos protegernos del dolor?

1° Frente a la queja física debe haber un descarte médico para conocer el real origen de la problemática. A veces el dolor requiere la intervención del personal médico y de salud mental.

2° Revisar el estilo de vida que cada uno lleva.

3° Aprender a expresar y liberar las emociones, sentimientos y pensamientos asertivamente. Por ejm. Si no estás de acuerdo con algo, dilo, sin que ello signifique herir al otro.

4° Fortalecer relaciones importantes con la familia y/o amigos, la compañía siempre es importante.

5° Busque ayuda ante el primer signo de depresión. Incluso la depresión leve puede afectar la capacidad de manejar de forma efectiva el dolor y de permanecer activo.

7° Darse un tiempo para sí mismo por ejm. preparar algo que le agrade, ver una película, hacer un poco de ejercicio, entre otros ayuda a liberar tensiones.

6° No dude en buscar ayuda. Los profesionales de la salud mental le ayudarán a desarrollar un sentido de liberación con respecto a su dolor.

Socios en salud, a través del equipo de Salud Mental viene apoyando a las personas que tienen problemas para manejar sus emociones desde que inició la pandemia, previa una evaluación rápida, para ello pueden ponerse en contacto al 934848848 o ingresar al link