La tos ferina, conocida como tos convulsiva, viene afectando la salud de bebés y niños pequeños a nivel nacional. Hasta el 22 de marzo último, el Centro Nacional de Epidemiología, Prevención y Control de Enfermedades (CDC) detectó 307 casos, lo que refleja una importante alza considerando que el año pasado solo hubo 23. 

Los recién nacidos y menores de hasta cuatro años son el grupo etario más vulnerable frente a esta enfermedad al concentrar más contagios y las cuatro muertes reportadas a la fecha, pese a que existe la vacuna DPT, la cual brinda protección y se encuentra en el esquema nacional de vacunación.

El doctor Eduardo Carcausto, médico internista de Sanitas EPS, consideró que la brecha existente de niños no vacunados sería una de las causas del aumento de contagiados con este mal, que se transmite por pequeñas gotas de saliva expulsadas al toser o estornudar.

Con esto coincidió el director del CDC, César Munayco, quien agregó que la pandemia de la COVID-19 originó  una caída significativa en la vacunación.

ALERTA. Carcausto detalló a OJO que los síntomas de la tos ferina son similares a los de una gripe común, como fiebre y congestión nasal, pero, a medida que la enfermedad progresa, la tos se vuelve intensa y persistente.

“Los casos más graves se presentan en lactantes porque su sistema respiratorio es pequeño y esta tos severa no la pueden controlar muy bien y pueden hacer paros respiratorios”, comentó.

Ante ello, el doctor pidió a los padres proteger a sus niños con las vacunas DPT, que se colocan a los 2, 4 y  6 meses, además del refuerzo a los 4 años.

OJO AL DATO. La enfermedad causada por la bacteria Bordetella pertussis viene afectando más a las regiones de Loreto, Tacna y Cusco.