Es importante supervisar las conductas de los menores para intervenir en el momento adecuado.
Es importante supervisar las conductas de los menores para intervenir en el momento adecuado.

Este 2 de mayo se conmemora el Día Internacional contra el Bullying o Acoso Escolar. Según la Unesco, 1 de cada 3 alumnos sufre acoso en la escuela cada mes en todo el mundo y más del 36% de los estudiantes se ve afectado por una pelea física con algún compañero.

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Para prevenir el acoso escolar en niñas, niños y adolescentes, a los padres les corresponde mantenerse alerta a las señales que presenten sus hijos, conversar y escucharlos para aprender de ellos y conocerlos mejor, explicó la directora de Salud Mental del Ministerio de Salud (Minsa), July Caballero.

La especialista subrayó la importancia de supervisar las conductas de los menores para intervenir en el momento adecuado. “Por eso siempre debemos establecer límites y normas, darlas a conocer y hacerlas cumplir”, mencionó.

Indicó que debemos identificar las situaciones familiares que constituyen factores de riesgo, por ejemplo, crecer en un ambiente familiar donde hay violencia es un factor de riesgo para convertirse en un agresor y si está ocurriendo en el hogar hay que pedir ayuda.

Las posibles señales de alerta de que los menores están sufriendo bullying suelen ser: no querer asistir al colegio o poner excusas para no ir, llegar a casa con moretones y rasguños, cambiar de humor frecuentemente, aislarse, cambios en los hábitos de sueño, pesadillas o pérdida del sueño, el apetito disminuye y presenta dolores frecuentes de cabeza o estómago sin causa aparente.

Insultos, humillaciones y apodos

Caballero Peralta explicó que el acoso escolar o bullying son todos los actos o actitudes de violencia realizadas por un estudiante o un grupo de estudiantes con el objetivo de discriminar y aislar a otro estudiante, privándolo de su derecho, dignidad y el goce de la vida escolar.

“El acoso puede ser directo e indirecto. El acoso directo consiste en insultos, humillaciones, apodos, apelativos denigrantes, peleas, y agresiones físicas; mientras que el acoso indirecto propicia la exclusión social de la víctima a través de amenazas, la difusión de rumores escritos o verbales que muchas veces se difunden en las redes sociales.

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