El país necesita botaderos formales donde los residuos sólidos sean tratados de forma adecuada y no generen enfermedades ni contaminación ambiental en las personas.
En los ríos Rímac y Chillón se han identificado un total de 60 puntos utilizados, de mala forma, como botadores de residuos sólidos. En Lima y Callao se encuentran 51 de ellos, según el reporte del ANA.
La basura que se arroja no solo afecta a la población por la contaminación ambiental, sino que también aumenta la vulnerabilidad de las viviendas aledañas al cauce ante las crecidas.
“Los botaderos informales casi siempre reflejan en su alrededor hacinamiento, viviendas situadas en malos suelos y genera una serie de enfermedades en sus moradores. De igual manera, no se permite trabajar otros aspectos paisajísticos agradables para la calidad de vida de las personas”, señaló a este diario el ingeniero Ambiental Víctor Roldán.
Puntos críticos. Solamente en Lima, la capital, se han registrado 184 puntos que funcionan como botaderos de basura al aire libre. Sin embargo, existen puntos críticos en cuanto al almacenamiento de desechos en todos los distritos que la conforman, de acuerdo a un informe de Innova Ambiental.
El 42 % de los distritos capitalinos tiene al menos un punto crítico. En algunos lugares del país como Villa María del Triunfo, Villa El Salvador, Chorrillos, San Martín de Porres, Puente Piedra, Carabayllo y La Victoria se reporta ello.
A NIVEL NACIONAL
En tanto, a nivel regional, en un último informe, la OEFA reportó 1585 botaderos informales a nivel nacional.
Uno de estos está precisamente en Pampas de Reque de Chiclayo, en Lambayeque. Este espacio es considerado el botadero más grande del país, con 307 hectáreas degradadas y está ubicado en el kilómetro 752 de la Panamericana Norte.
En una última inspección de la OEFA, a fines de 2022, demandó a La oficina de la Defensoría del Pueblo en Lambayeque disponer la inmediata clausura del botadero.