Que el fenómeno El Niño sea débil no debe ser motivo para celebrar, sino, por el contrario, debe ser tomado como una tregua que nos da la naturaleza para poder hacer bien las cosas.
Se ha dicho que las fuertes lluvias que caen en varias regiones son propias de la temporada. Y sin ser por efecto de El Niño vienen echando a perder sembríos, destruyendo casas y provocando huaicos que cortan carreteras perjudicando a muchos pobladores. Y hoy mismo damos cuenta de dos fallecimientos por efecto de los huaicos.
Las autoridades de todos los niveles (nacional, regional y municipal) deben haber cumplido ya con todos los proyectos de prevención, porque dinero y tiempo han tenido de sobra.
Es más, se debe seguir trabajando en la prevención y de manera paralela impulsando obras de desarrollo, como la mejora de carreteras, puentes, colegios, postas médicas y hospitales. Pues, no vaya a ser que vengan nuevos males que nos pongan en jaque otra vez.