La expremier tendrá 18 meses para pensar en la cárcel sobre lo efímero que es el poder, pues en menos de dos años pasó de ser una flamante congresista elegida por el partido de gobierno, a ser una reclusa más, no sin antes transitar por dos cargos ministeriales y el de presidenta del Consejo de Ministros, desde donde se habría coludido con Pedro Castillo para dar el golpe de Estado que no fue más que un disparo a los pies.

Todos sus odios y resentimientos que en muchos casos los arrojó hacia la prensa que hacía su trabajo, de nada servirán a la señora Chávez para librarse de la prisión preventiva y, con toda seguridad, de una severa sentencia. No hay otro camino para quien quiso dar una patada a la Constitución y a la institucionalidad, quizá como su ídolo Nicolás Maduro.

El caso de esta señora debería servir de lección para todos aquellos que sueñan con llegar al poder para desde allí actuar con malas artes y defraudar a los ciudadanos. Atención, miren cómo acaban estos elementos dudosos.