Monseño Carlos Castillo en conferencia de prensa en la iglesia de las Nazarenas. Foto: Antonio Melgarejo.
Monseño Carlos Castillo en conferencia de prensa en la iglesia de las Nazarenas. Foto: Antonio Melgarejo.

Tras el rezo del Ángelus dominical y desde el Vaticano, el papa Francisco anunció ayer que ordenará al arzobispo de Lima, monseñor Carlos Castillo Mattasoglio, como nuevo cardenal del Perú. Se sumará a los actuales cardenales peruanos Juan Luis Cipriani y Pedro Barreto

Esto lo hará el próximo 8 de diciembre en el cónclave que se llevará a cabo en la Santa Sede, en la Solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María.

Tras contar que conoció la noticia muy temprano por la llamada del cardenal Pedro Barreto y por el envío de muchos mensajes de WhatsApp, Castillo agradeció al santo padre por dicho nombramiento. “Quiero agradecerle por esta nueva responsabilidad que me da en la Iglesia”, señaló.

El arzobispo será el sexto cardenal ordenado en la historia del Perú y, según Barreto, también arzobispo emérito de Huancayo, esta ordenación es un reconocimiento del papa Francisco a la labor de la iglesia católica en el Perú.

CRÍTICO. Durante la conferencia de prensa que dio, Castillo aprovechó para reflexionar sobre la situación de inseguridad que vive el país y consideró que en el país hay “indiferencia hacia los problemas de la gente y hasta signos de complicidad con el mal”.

Al ser consultado sobre la ley del crimen organizado que el Congreso se niega a derogar, invitó a los legisladores a “recapacitar” y, en esa línea, reformular o derogar esa normativa.

“Hago un llamado a nuestros hermanos del Congreso que escuchen la voz del pueblo y escuchen la voz del Señor, sobre todo si son creyentes. No podemos seguir amparando cosas terribles como esas leyes que están sirviéndole de sombrilla para que llueva el malestar, la amenaza, el chantaje y otro tipo de cosas que estamos viendo tan terrible”, refirió.

Así mismo, ante los sufrimientos del pueblo peruano, el arzobispo sostuvo que da la impresión de que quienes gobiernan no tienen vocación y usan el cargo para sí mismos.

“Si a eso le agrego la ambición de que la plata llega sola, ese es un sánguche mixto (...) un sánguche envenenado”, anotó.