Hola, soy Magaly Moro y leo todos los días tu caso del corazón para darte un consejo. Siempre protejo la identidad de las personas que me escriben porque esta historia podría ser la de cualquiera.

El amor nos impulsa a ser mejores personas, pero también nos puede cegar y poner contra la espada y la pared. En este espacio recibirás un consejo, el consejo de una amiga anónima. Ojo, esto no es una terapia. En muchos casos sí es importante recurrir a una, ya sea solo o en pareja.

Hoy te cuento la historia de Juana, de 38 años, de La Victoria:

Querida doctora Magaly Moro. Le escribo porque ya no sé qué hacer con mi marido, que cada vez que su equipo de fútbol pierde, nuestra relación se ve afectada. Le cuento, Teo es hincha hasta los huesos de Alianza Lima, y cuando su equipo cae derrotado entra en una rabia que afecta mi vida íntima.

El domingo pasado se jugaba un partido importante, pues se definía al campeón del torneo Clausura de la Liga 1 y Alianza Lima estaba obligado a ganar para hacer su lucha y disputar la final por el campeonato Nacional con Universitario. Como verá, doctora, estoy al tanto del torneo local porque ese es el tema favorito de mi esposo.

Bueno, al final, Alianza Lima jugó pésimo y perdió 1-2 ante Cusco. Para mi marido eso fue terrible, no esperaba que el equipo de sus amores acabara de esa manera. Desde ese día está de mal humor, reniega por todo y ni qué decirle de nuestra vida íntima, ya que ni el beso de buenas noches me da.

Doctora, a mí no me molestaría su comportamiento si fuera algo esporádico, pero no es así. Lo mismo pasa cuando juega sus pichangas, cuando pierde llega a casa y ni me toca; ah, pero si gana, su emoción es tan grande que en la cama se vuelve un tigre. Se puede decir que mi vida íntima está supeditada al rendimiento de mi marido en la cancha, y eso no me parece.

Ahora se vienen los partidos por las Eliminatorias, y estoy segura que la Blanquirroja va a perder, y mi esposo otra vez se pondrá de mal humor y nuevamente estaremos en sequía sexual al menos una semana. Ya no sé qué hacer, doctora, ¿qué me aconseja?