Marcela (41 años, Barranco). Señora Moro, aunque el problema que le contaré a continuación puede parecer algo divertido, me está colmando la paciencia. No soporto a mi marido desde que empezó a comportarse como si fuera un participante de “El Gran Chef Famosos”.

Alberto es fan número 1 de este programa. Al principio, solo lo veía, no obstante, hace un mes decidió emular todos los procedimientos de este espacio televisivo, pero en nuestro hogar. Como mi pareja es el encargado de cocinar, ya se imaginará. Mientras está preparando habla a la cámara, le pide a mis hijos que actúen como jurado y yo, supuestamente, soy la competencia. Me irrita. Lo peor de todo es que casi siempre gana él, y realmente soy yo la que cocina más rico en la casa.

Mis hijos están felices con el juego, incluso adoptan las personalidades de Giacomo, Nelly y Masías. Todo esto me divertiría más si no fuera tan repetitivo. Mi marido está exagerando con el tema.

Cuando le he pedido que, al menos, por un par de días deje de portarse como un tonto, me ha pedido que no lo moleste. “Déjame disfrutar mi momento de relajo, eres un antipática y amargada”, me dice.

¿Señora Moro, usted cree que estoy exagerando? O tengo razón y mi esposo debería darme un descanso. Me tiene harta.

CONSEJO

Estimada Marcela, si ves que tu pareja disfruta mucho de esta actividad, entonces déjalo divertirse. Quizás hay otras cosas que te están estresando por lo que estás tan intolerante. Es posible que lo de Alberto sea algo pasajero y, dentro de poco, ya no imite a los participantes de “El Gran Chef Famosos”. Ténganse paciencia ambos. Mucha suerte.