“Hola, soy Magaly Moro y leo todos los días tu caso del corazón para darte un consejo. Siempre protejo la identidad de las personas que me escriben porque esta historia podría ser la de cualquiera.
El amor nos impulsa a ser mejores personas, pero también nos puede cegar y poner contra la espada y la pared. En este espacio recibirás un consejo, el consejo de una amiga anónima. Ojo, esto no es una terapia. En muchos casos sí es importante recurrir a una, ya sea solo o en pareja.
Hoy te cuento la historia de Tomás, de 43 años, que nos escribe desde Pueblo Libre.
Doctora Moro, necesito ayuda porque cada Navidad termina igual en mi casa. Mi esposa insiste en preparar el pavo, pero siempre queda seco, con la salsa extraña y nadie lo disfruta. Lo peor de todo es que termina tirando la comida y ni aún así se da cuenta que no lo prepara bien.
Este año quise proponerle que lo enviáramos a hacer a la panadería de la esquina, donde lo preparan rico según me han comentado mis vecinos pero cada vez que lo menciono, ella dice que es la más feliz cocinándolo. Nadie se atreve a contradecirla, y al final todo el pavo queda casi intacto porque nadie lo quiere comer.
Me frustra que la tradición se convierta en un desastre culinario, además genera tensión porque todos esperan algo que realmente saben que no van a disfrutar. Siento que estamos atrapados entre el deseo de mantener la costumbre y la necesidad de comer algo bien preparado.
Cada vez que propongo una solución, Lucía lo toma como crítica y se enfada, lo que provoca discusiones constantes. Me preocupa que esto arruine la cena familiar y necesitamos hallar una solución que permita que todos disfruten sin tensiones.
Quisiera poder hablar con mi pareja de manera tranquila y encontrar un acuerdo que mantenga la ilusión de la tradición, pero que evite que todos terminen decepcionados. ¿Cómo puedo sugerirle esto sin que se sienta herida ni criticada y lograr que este año todos disfrutemos de la cena de Navidad?
CONSEJO
Tomás, prueba hablar con tu esposa desde lo que sienten ambos y no desde lo que falla. Reconoce lo feliz que le hace preparar el pavo, pero cuéntale cómo afecta a la familia que el resultado final no sea del todo agradable. Propongan juntos alternativas, como que ella supervise mientras lo encargan en la panadería. La Navidad en un momento armonioso, eviten las tensiones o frustraciones.




