Hola, soy Magaly Moro y leo todos los días tu caso del corazón para darte un consejo. Siempre protejo la identidad de las personas que me escriben porque esta historia podría ser la de cualquiera.

El amor nos impulsa a ser mejores personas, pero también nos puede cegar y poner contra la espada y la pared. En este espacio recibirás un consejo, el consejo de una amiga anónima. Ojo, esto no es una terapia. En muchos casos sí es importante recurrir a una, ya sea solo o en pareja.

Hoy te cuento la historia de Milenka, de 29 años, que vive en San Juan de Miraflores:

Milenka (29, San Juan de Miraflores). Doctora Magaly, me siento muy mal, he perdido mi brillo desde que Edgardo, un compañero de trabajo que me gustaba desde hace más de un año, se burló de mí. Todo esto me pasa por ingenua, cómo pude creer que un tipo tan atractivo, inteligente y con buenos ingresos económicos se iba a fijar en mí, una simple recepcionista.

Mi tristeza se debe a que Edgardo me utilizó solo para una noche de pasión. Por más de 3 meses me hizo creer que estaba interesado en mí, jamás supuse sus malas intenciones porque las ocultó muy bien.

Durante este tiempo, salíamos al cine, a tomar un café, a bailar y, a pesar de que siempre quiso besarme, me respetó y aceptó mis negativas con caballerosidad. Yo me sentía cautivada. No obstante, una noche bebí un poco y, cuando menos lo pensé, me encontraba en su cama. Disfruté cada momento, me sentía feliz y pensé que ese era el inicio de un hermoso romance, pero lo que parecía un bello sueño se convirtió después en una pesadilla.

La primera decepción fue que Edgardo no me fue a dejar a casa, sino que me pidió un taxi en plena madrugada. Al siguiente día, no me envió ningún mensaje ni respondió los míos. Y, por último, cuando lo vi en el trabajo, se mostró distante. He intentado hablar con él, pero siempre me pone excusas. Me duele demasiado todo esto. ¿Qué hago para enfrentar este momento? Ayúdeme, por favor.

CONSEJO

Estimada Milenka, lamento mucho que hayas caído en las manos de una persona así, que ni siquiera es capaz de responderte un mensaje o, al menos, aceptar una última conversación. Lo mejor que puedes hacer es refugiarte en tus amigos y familia y no cargues sola con este dolor. Con el tiempo te irás sintiendo mejor. No hay mal que dure mil años.

ESCRÍBEME TU CASO A


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