“Hola, soy Magaly Moro y leo todos los días tu caso del corazón para darte un consejo. Siempre protejo la identidad de las personas que me escriben porque esta historia podría ser la de cualquiera.
El amor nos impulsa a ser mejores personas, pero también nos puede cegar y poner contra la espada y la pared. En este espacio recibirás un consejo, el consejo de una amiga anónima. Ojo, esto no es una terapia. En muchos casos sí es importante recurrir a una, ya sea solo o en pareja.
Hoy te cuento la historia de Fernando, de 45 años, que nos escribe desde Lima.
Doctora Magaly, estoy muy confundido y frustrado. Mi esposa apareció hace unos días con los labios más hinchados y el rostro bastante estirado. Me dijo que se había hecho unos retoquitos estéticos y, aunque no soy muy partidario de ese tipo de tratamientos, le dije que se veía linda y que me alegraba que cuidara su apariencia.
El problema surgió cuando empezamos a hablar de la cena y los regalos de los niños. De manera muy suelta, me dijo que toda su gratificación la había invertido en sí misma. Me quedé en shock, porque esperaba que al menos una parte se destinara a la familia y me pareció un gesto muy egoísta. Me molestó y me enojé, y desde entonces hay tensión entre nosotros.
No es la primera vez que ella prioriza sus cosas personales sobre responsabilidades compartidas. Cada vez que surge un tema de dinero o planificación familiar, siento que sus decisiones me toman por sorpresa y eso me genera mucha inseguridad sobre cómo manejar la situación. No quiero que esto se convierta en una pelea constante, pero tampoco puedo quedarme callado cada vez que pasa algo así.
Ahora no sé cómo abordar esto sin que termine en discusión. Quiero que entendamos nuestros límites y prioridades como pareja y que podamos coordinar los gastos y decisiones de manera justa, sin que uno de los dos se sienta ignorado o frustrado. Necesito encontrar la forma de que esto no vuelva a convertirse en un conflicto constante.
CONSEJO
Fernando, habla con tu esposa sobre la importancia de equilibrar los gastos y las prioridades de la familia. Es esencial que ambos se pongan de acuerdo en qué destinar a las necesidades comunes y qué reservar para cada uno. Establezcan límites claros para evitar sorpresas, y asegúrate de que se sienta escuchada también. Así evitarán conflictos y podrán tomar decisiones en pareja con más armonía.




