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En el Hospital Hipólito Unanue, ubicado en El Agustino, seis pacientes, que ingresaron entre los años 2013 y 2016, comparten la misma condición: han sido abandonados.
Pese a que están aptos para ir a casa, Juan Rodríguez, director adjunto del nosocomio, revela que sus familias se niegan a recibirlos y, en otros casos, se esfumaron.
“La mayoría de estas personas ingresan porque son encontradas por la Policía, los bomberos o los serenos en pésimo estado de salud”, refiere.
TRISTE REALIDAD
Ese fue el caso de Guillermo Ormeño Luyo, un hombre de 53 años, cuya vida transcurre en la cama número 2 del pabellón Medicina 1.
La Policía lo encontró convulsionando en una calle de El Agustino. Era su segundo ingreso al hospital, pero esta vez ninguno de sus dos hijos se hizo cargo de él.
Aunque sus recuerdos son vagos, cuando se le pregunta sobre sus familiares llora como un niño.
A su lado, sin poder moverse ni hablar, se encuentra Guillermo Gabancho Cruz, quien comparte el dolor de la soledad.
Sus ojos expresan la tristeza que siente por el abandono de su madre, quien dio información falsa y nunca más regresó a verlo.
La realidad de estos dos pacientes revela un problema que se repite en todos los hospitales. Según la Defensoría de la Salud, en Lima hay más de 300 pacientes abandonados.
OJO solicitó al Ministerio de Salud cifras actualizadas sin obtener respuesta. No obstante, es posible que estas lleguen a ser estremecedoras.
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