Aciento ochenta y cuatro kilómetros al norte de Lima en el valle del distrito de Supe, provincia de Barranca, se encuentra la civilización más antigua de América: Caral, descubierta por la antropóloga peruana Ruth Shady Solís hace veintiún años.
Sobre un área aproximada de 65 hectáreas y con más de cinco mil años de antigüedad, Caral -contemporánea de las civilizaciones Mesopotamia y Egipto- destaca por haberse desarrollado en paz con otras culturas con las que intercambió conocimientos, experiencias y bienes, incluso cuando hablaban otros idiomas. También por haber demostrado respeto hacia la naturaleza.
EL MENSAJE. Ambas características son dignas de imitar. Para Shady Solís “se puede avanzar en conocimientos dando solución a los problemas en condiciones pacíficas con respeto intercultural. Creo que es oportuno el mensaje de esta civilización“.
Además de ser ejemplo de paz, Caral cuenta con una maravillosa historia y construcciones arquitectónicas que incluyen almacenes, anfiteatros, tumbas y altares como el Altar del Fuego Sagrado y el Templo del Anfiteatro, que plasman conocimientos en ciencia, arte y tecnología que solo pudieron haber sido construidos por habitantes con una organización sociopolítica de alto nivel.
GRAN CIVILIZACIÓN. Para que en el mundo se conozca mucho más sobre los principios y enseñanzas de esta civilización, más de doscientos cincuenta arquitectos de Perú y de otros países se reunieron hace un mes, bajo el intenso calor característico de la zona arqueológica, para firmar la“Carta Caral al Mundo”.
José Arispe Chávez, decano del Colegio de Arquitectos del Perú, explicó que la Carta “significa que existe una intención para sensibilizar a la humanidad y que reflexione sobre los problemas, pero relacionando sistémicamente el pasado con una nueva visión del futuro, para lograr ciudades seguras y sostenibles”.
Antes de que cada representante de la Unión Internacional de Arquitectos, la Organización de las Naciones Unidas para el Hábitat, el Instituto Americano de Arquitectos, entre otras reconocidas instituciones, colocaran su rúbrica sobre el documento, se presentó la tradicional danza de tijeras mientras los asistentes disfrutaban de potajes típicos de la región.

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