El papa de la orden temida
El papa de la orden temida

Nadie puede saber si se trató del azar, o de un designio celestial, lo único concreto es que por primera vez en la historia, la Compañía de Jesús, fundada en 1534 por Ignacio de Loyola, tiene un represente en el cargo máximo de la iglesia católica, nada menos que Francisco, quien tiene la misión de mostrar al Vaticano las bondades de su orden religiosa, cuestionada y temida desde tiempos inmemoriales por su ideología progresista y culta.

Temor sin razón. La sencillez y humildad son algunas de las cualidades de los jesuitas, y Bergoglio las representa muy bien. Sin embargo, el fervor por el conocimiento de las ciencias y las artes, su predilección por las relación horizontal entre los individuos y su postura abierta al mundo moderno son virtudes que despertaron temor en la iglesia, que mantiene una postura rígida sobre estos puntos desde su creación como institución.

Según se puede saber por la historia, el temor infundado fue tan fuerte que los jesuitas fueron expulsados de Brasil (1754), Portugal (1759), Francia (1764), España y sus colonias (1767) y Parma (1768).

Ante esta presión, el Papa Clemente XIV decidió abolir la orden de la Compañía de Jesús el 21 de julio de 1773, a través del denominado Dominus ac Redemptor. El grupo religioso logró sobrevivir en Rusia, donde estuvo confinado hasta ser reconocido nuevamente como tal, en 1814.

Señas de humildad. El padre James Martin, un respetado jesuita de Estados Unidos, señala que Francisco representa bien a su congregación.

“No siente la necesidad de continuar tradiciones que piensa que no son importantes. Por ejemplo, decidió no vivir en el Palacio Apostólico. No lleva zapatos rojos. No usa un gran coche. Son cosas que siente que no son importantes así que se libera de ellas. Es un rasgo muy jesuita”, asegura. Martin, además, afirma que uno de los efectos duraderos del papado de Francisco en los miembros de la Compañía de Jesús es que ya no serán mirados con sospecha por otros miembros de la Iglesia. “Las personas han visto lo que es un jesuita, lo que hace y cómo actúa. Creo que es un momento especial para los jesuitas después de 450 años”, asegura.