Son las 3 a.m. en el  de  y María Tapara Paco junto a Jesús Felipe Mujica escogen verduras de manera minuciosa. Y no es para menos, pues estas servirán para elaborar los potajes de la “Feria Gastronómica Sazón y Sabor”, festival que desde hace diez años sirve para que madres de familia, víctimas de la violencia, dejen atrás el abuso para convertirse en emprendedoras de éxito.

En el dolor, unidas. Antes de fundar la Asociación de Emprendedoras Gastronómicas y afines Sazón y Sabor Peruano, María y Jesús compartían sus malas experiencias sentadas en las bancas de la alameda Chabuca Granda, con otras ambulantes que además de enfrentar la dureza de la calle también la sufrían en el hogar. Hasta que una tarde decidieron cambiar sus vidas y las de sus hijos, lejos de cualquier tipo de abuso.

“Estábamos cansadas de soportar el maltrato de nuestros esposos en casa. Había miedo por denunciarlos o escapar del hogar, porque no teníamos los medios económicos ni a dónde ir. Es así que decidimos con mis compañeras aprovechar un espacio al lado de la alameda Chabuca Granda para hacer lo único que sabíamos: cocinar”, explica entre lágrimas doña Jesús Felipe Mujica.

Cuando solicitaron la plazuela “Las Limeñitas” a la Municipalidad de Lima, esta decidió ceder el espacio con una condición: que se inscriban como asociación. Actualmente son 125 integrantes que tienen como característica común haber dejado en el pasado el daño sufrido. No admiten miembros por otras razones, así ofrezcan el oro y el moro como ya ha sucedido.

Capacitación. A la sazón y el sabor de sus platos, conquistadores de paladares locales y extranjeros, le suman la capacitación que han recibido de la comuna limeña a través de la Subgerencia de Turismo. Ello las llena de orgullo, porque mejoran no solo su atención, también como empresarias.

“Nos han enseñado el manejo adecuado de los alimentos, a realizar una mejor administración; incluso hemos recibido clases de inglés para atender a los turistas”, dice María Tapara, quien ya no tendrá que colocar sus dedos sobre la frente y decir “meeee” para responder que la carne del seco con frijoles es de cordero. Este plato es elaborado con amor -como explica- en su vivienda ubicada en las alturas de un cerro conocido como el “Mirador de San Hilarión”, en San Juan de Lurigancho.

Al preguntar si se imaginaba que con los años se consolidaría como emprendedora y educaría a sus dos hijos lejos de la violencia del hogar, su respuesta es no. Confiesa que vive feliz y en paz ayudando a cuidar a su nieta, que la acompaña a vender los platos criollos que ofrece. Afirma que no guarda rencor en su corazón, porque “el odio nos amarga el alma y no nos deja avanzar. Es una mochila que no tenemos por qué cargar”.

Asegura que todas las integrantes de la asociación son una familia, se apoyan en las buenas y las malas. Espera que la asociación crezca y tenga local propio; pero, sobre todo, quiere que las madres víctimas de violencia sepan que existe una oportunidad más allá del maltrato.

Algo +. La Feria Gastronómica Sazón y Sabor” no utiliza plástico ni tecnopor. Hace uso de cubiertos de madera y platos de cartón para crear conciencia sobre el medio ambiente.

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