Si bien es cierto que este Niño costero es una de las peores tragedias naturales que nos ha tocado vivir como país y que el proceso de reconstrucción demandará mucho esfuerzo y dinero, el caso de las coimas de Odebrecht también ha significado un duro golpe para el Perú, porque denota que muchas de nuestras autoridades, incluidos los mandatarios, no ponen resistencia cuando les quieren “romper la mano”.
Por ejemplo, es una pena que el gobernador regional del Callao, Félix Moreno, esté bajo sospecha y que enfrente un allanamiento de sus casas en busca de evidencias. Que se imponga la justicia.
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