¡Qué tal! “Respeten a Lapadula”, demandó siempre el periodista deportivo Silvio Valencia. Y habrá que comenzar a tomarle la palabra porque es casi un hecho que el jugador ítalo-peruano se pondrá la camiseta nacional.
Esta vez él, Lapadula, tomó la iniciativa y ha comenzado por el principio: llamar al técnico Gareca y comunicarle que desea ser elegible para la Bicolor. Atrás queda el desaire de cuando el entrenador fue a buscarlo hasta Italia, y este se hizo el sueco, apostando finalmente por el país que lo vio nacer.
Perú acudió al Mundial Rusia 2018, volvió a las grandes ligas y ahora el jugador del Benevento Calcio está en los trámites administrativos: ya tiene el acta de nacimiento y seguirá el DNI, y la propia Federación Peruana propaló un comunicado anunciando la decisión de Gianluca Lapadula Vargas (por su santa madrecita).
Como era lógico, las redes han estallado, convirtiéndolo en tendencia con opiniones de todo calibre, a favor y en contra de su llegada a la Videna.
“Se valora la disposición y se extienden los mejores deseos de que dicho trámite se complete con éxito para su bienestar y tranquilidad”, escribió la institución que comanda Agustín Lozano. Al parecer, todo se está conjugando para que el delantero quede expedito lo más pronto posible para cuando “El Tigre” lo considere necesario (que, en verdad, es ya mismo ante la ausencia de Paolo y la abulia de Ruidíaz).
¿Se imaginan la calidad de “Culebra” Carrillo y la sapiencia de Yotún sumadas a la efectividad de Lapadula? Es para ilusionarse, ¿verdad? Sin embargo, para empezar, Lapadula, de 30 años, tendrá que aprenderse el Himno Nacional.
Una vez leí que el balompié funciona como ajedrez. También allí, las reinas y los alfiles, las torres y los caballos pueden hacernos regresar a una olvidada Edad Media, pero lo único que cuenta es la muerte del rey, el mate. Y el mate, en el fútbol, es el gol. Y la única condición por la que viene Lapadula es eso mismo, el gol. Esto fue todo por hoy, cierro el ojo crítico pelotero, hasta mañana.