Hoy fue un día sintomático de lo nocivo y complicado que resultó el año 2017 para la política peruana en general. Y lo digo por lo siguiente.

Mientras el presidente Kuczynski se confesaba en Palacio de Gobierno ante un equipo de fiscales, comandados por Hamilton Castro, que lleva el caso “Lava Jato” e indaga la relación de PPK con empresas que recibieron dinero de Odebrecht, la mandamás de la fuerza mayoritaria del Congreso, Keiko Fujimori, estuvo desde temprano ante la fiscalía de lavado de activos por una anotación que la alude, hallada en la agenda del coimero Marcelo Odebrecht.

Además, la hija de Alberto Fujimori debió contestar por los aportes a Fuerza Popular durante las campañas presidenciales de 2011 y 2016.

Como vemos, la sospecha nos gobierna. Esta postal del oficialismo y oposición ante los magistrados incrementan nuestra preocupación. Y algo que no termina de entenderse es el relevo del juez Richard Concepción Carhuancho del caso Odebrecht pese a que Duberlí Rodríguez se desgañita tratando de explicar estas movidas de fin de año en el Poder Judicial.

Como vemos, la sospecha nos gobierna. Esta postal del oficialismo y oposición ante los magistrados incrementan nuestra preocupación. Y algo que no termina de entenderse es el relevo del juez Richard Concepción Carhuancho del caso Odebrecht pese a que Duberlí Rodríguez se desgañita tratando de explicar estas movidas de fin de año en el Poder Judicial.