Qué tal.

Pensando en el caso Guerrero, se me ocurre que a los peruanos nos falta lo que se llama espíritu de cuerpo, que, entre otras connotaciones, es un sentimiento de so-li-da-ri-dad que obliga a la correspondencia en caso uno de nosotros sea afectado por algún mal o peligro. Ergo: “El Depredador”.

Para ser claros, resulta funesto por ejemplo el comportamiento de la clase política en un momento como este, de conmoción por haber perdido a nuestro capitán para las finales con Nueva Zelanda.

Alguien dijo que la mejor política para someter a un pueblo era la alegría, pero de esto no se enteran los fujimoristas porque, sin importar que la selección está cerca de la clasificación mundialista luego de largos años, crean un clima de confrontación chocando con el Fiscal de la Nación.

Da la impresión de que les importa un bledo el fútbol y que ellos solo juegan su partido aparte por el poder y la defensa de Keiko Fujimori de cara al 2021. Lo demás, es lo de menos.

Sin embargo, si finalmente Gareca y sus muchachos nos llevan a Rusia 2018, que no les quepa la menor duda de que los harán desfilar por el Congreso y los llenarán de medallas y harto floro. La política del avivato, pues.

Esto fue todo por hoy, paro mi pelota, guardo el lápiz, hasta mañana.

Esto fue todo por hoy, paro mi pelota, guardo el lápiz, hasta mañana.