El 6 de junio de 1989, cuando Lima era presa del terror, Sendero Luminoso atentó con una carga de dinamita contra el bus que trasladaba a la escolta presidencial Húsares de Junín en Barrios Altos. José Velásquez estuvo allí, y su testimonio gráfico dio la vuelta al mundo. (Foto: GEC Archivo Histórico / José Velásquez)
El 6 de junio de 1989, cuando Lima era presa del terror, Sendero Luminoso atentó con una carga de dinamita contra el bus que trasladaba a la escolta presidencial Húsares de Junín en Barrios Altos. José Velásquez estuvo allí, y su testimonio gráfico dio la vuelta al mundo. (Foto: GEC Archivo Histórico / José Velásquez)

En esta edición de OJO recordamos el atentado cometido por contra un ómnibus del Ejército del Perú que casi al mediodía circulaba por una estrecha calle de Barrios Altos, trasladando a efectivos del regimiento de escolta presidencial Húsares de Junín que iban a Palacio de Gobierno. Los asesinos colocaron explosivos debajo de la unidad y la hicieron volar. Murieron seis militares y 25 resultaron heridos. Además, hubo daños a las propiedades de la zona. Sucedió el 3 de junio de 1989, cuando el país vivía al borde del abismo por los embates del terrorismo y la inflación galopante que nos dejaba el populismo y la farra fiscal del primer gobierno de Alan García. Nunca olvidemos lo salvajes que fueron los senderistas y emerretistas, que con ayuda de sus aliados y tontos útiles tratan hoy de lavarse la cara y aparecer como “políticos” y no como lo que son: unos carniceros que han desangrado a este país y han dejado huellas físicas y emocionales difíciles de borrar.