Los primeros interesados en que la Policía Nacional sea objeto de una buena fumigación para que salgan los malos elementos deberían ser los agentes abnegados, honestos, sacrificados, disciplinados y que son capaces hasta de dar la vida por un ciudadano en peligro. A los efectivos que dan todo por el país debe causarles mucho desagrado el tener que alternar con impresentables y el hecho de tener como jefes a generales que, según el Ministerio Público, pagaron plata sucia para obtener sus galones, dejando atrás a coroneles que por mérito propio sí merecían ser promovidos. Desde este espacio, hacemos un llamado al Gobierno y en especial al Ministerio del Interior para que haga una buena purga en la institución que solo debe contar con los mejores, y no con sinvergüenzas que son capaces hasta de llevarse a su casa el sagrado rancho de sus subordinados o de comprar, como se vio en la pandemia, equipos de protección de dudosa calidad. Un crimen.