La lección del Mundial para el Perú
La lección del Mundial para el Perú

El mundial de fútbol en Brasil es una lección para el Perú. De este evento se tiene que aprender mucho de la organización ahora que la ciudad de Lima ha sido designada como sede de los Juegos Panamericanos 2,019. Es un reto para todo el país porque es una de las máximas fiestas deportivas de los mejores atletas de todo el continente americano que cada cuatro años se dan cita en la ciudad que mejor garantías les ofrece para competir en la lucha por batir récords y ganar medallas. No hay que olvidar que este evento es la antesala para los juegos olímpicos. Es por eso que tanto Lima como el Perú tienen que dar una buena imagen ante el mundo. De hecho que desde ahora ya hay que estar pensando en la infraestructura y la preparación de los atletas que les permita cumplir un papel decoroso y no hagan un papelón por culpa de las malas autoridades que no les dan facilidades para poder competir en iguales condiciones que los deportistas de Canadá o Estados Unidos.


El nuevo alcalde de Lima que salga elegido en las próximas elecciones tendrá que trabajar de la mano con el nuevo gobierno que le suceda a Ollanta Humala. Lo primero es asegurar el presupuesto para las obras que darán lugar a la construcción de la Villa Panamericana, infraestructura deportiva, buenas pistas y lo más importante: la seguridad y la preparación de nuestros atletas. Hace 39 años que el Perú no tiene un campeón panamericano desde 1,975 en que la gran Edith Noeding ganó medalla de oro en México en los 100 metros con vallas. Ella es una campeona peruana descendiente de alemanes que bien se le podría pedir el apoyo para que les haga abrir los ojos a autoridades y dirigentes de las federaciones deportivas.


Organizar los juegos panamericanos no es un juego. Ya se tiene la amarga experiencia de los últimos juegos bolivarianos que se realizaron en Trujillo y cuyas obras nunca fueron terminadas a tiempo. Los atletas no tenían dónde alojarse y menos escenarios adecuados dónde competir. Fue una vergüenza, un papelón que no tiene que volverse a repetir. Está en juego la imagen del Perú y los políticos tienen que tomar en serio este reto. Basta de corrupción y peleas que solo traen decepción y fracasos como lo que hace Manuel Burga con el fútbol peruano.


Sin duda que el gobierno ya tiene que traer entrenadores extranjeros para que ayuden a buscar deportistas en los colegios, universidades, barrios populares y en provincias donde están surgiendo nuevos valores, pero que no se les da la oportunidad de competir. En los centros educativos hacen falta profesores de educación física y psicólogos que levanten la autoestima de los futuros atletas. Los campeones Edith Noeding y Fernando, las voleibolistas y otros deportistas calificados son las mejores cartas para ponerlos al frente del equipo que nos hará gritar 'arriba Perú' en los juegos panamericanos del 2,019. Todo un reto para las nuevas autoridades y deportistas que desde ahora están soñando en ganar una medalla, pero que no tienen el apoyo para estar al nivel de los mejores campeones de América. Más apoyo al deporte y menos corrupción.