La noche trujillana se encontró con la tristeza. Lo que se suponía una gran fiesta futbolera arrancó con lágrimas fabricadas por la emoción del minuto de silencio que Alianza Lima le tributó a uno de sus más emblemáticos hinchas, como lo fue el gran Arturo Zambo Cavero.
Aquella voz incomparable del querido Zambo que inmortalizó tantas bellas canciones y entre ellas el Arriba Alianza Lima, casi un himno para los victorianos que siempre retumba en Matute.
Jugadores, dirigentes e hinchas aliancistas lloraron como lo hizo todo el país. El Mansiche fue el escenario para que los victorianos, vestidos de blanquimorado, le brindarán un merecido homenaje al querido criollo.
Hasta los colombianos del Independiente Santa Fe de Bogotá se conmovieron por tanta emoción.
El amistoso internacional se convirtió en anécdota y la gente que llegó hasta el recinto trujillano no pudo apreciar la majestuosidad de la luna porque sus miradas se nublaron por algunas lágrimas que luego surcaban sus mejillas.
Ha muerto el Zambo Cavero, pero ha nacido la leyenda. Es inmortal y su querido Alianza Lima jamás podrá olvidarse de él, como lo hizo ayer en suelo trujillano.
¡Descanse en paz, don Arturo!