Terremoto en Ecuador: Imploran por agua, alimentos y útiles de aseo
Terremoto en Ecuador: Imploran por agua, alimentos y útiles de aseo

Los miles de ecuatorianos afectados por el terremoto en Ecuador temen que otro movimiento telúrico acabe con sus vidas. Por esa razón, se acercan a las iglesias e imploran a Dios para que calme su ira, debido a que ni siquiera duermen por las constantes réplicas que podrían traer abajo a sus ya deterioradas viviendas.

Tras cumplirse una semana del terremoto de 7.8 grados en la escala de Richter, en la ciudad vecina se oficiaron actos religiosos en los exteriores de las iglesias, que en su mayoría presentan daños en sus infraestructuras.

En la puerta lateral de la Catedral de Portoviejo se reunió un grupo de 50 mujeres y hombres, entre ellos algunos niños, quienes cantaron piezas cristianas y escucharon las palabras del obispo Lorenzo Voltolini.

“Hemos sufrido ya bastante y seguramente el sufrimiento va a seguir”, expresó el monseñor. Luego, afirmó que de las cosas más dolorosas, la humanidad siempre ha sacado algo positivo, como con la muerte de Jesús en la Cruz.

Además, los invocó a ser fuertes, a ser cada día mejores personas para alcanzar la gloria de Dios. Fuerza. Con palabras amorosas, el obispo Voltolini intentó calmar a las mujeres angustiadas, quienes llegaron caminando varias cuadras en medio de la oscuridad, porque en el centro de la ciudad no hay energía eléctrica y está restringido el tránsito. Solo ingresan las personas dueñas de algunas propiedades destruidas.

La Catedral de Portoviejo está cerrada debido a que el frontis presenta rajaduras. El obispo contó que especialistas mexicanos van a evaluar los daños, mientras tanto seguirá cerrado para los oficios religiosos.

En el albergue de Portoviejo, instalado en el aeropuerto de la ciudad capital de la provincia de Manabí, a la misma hora del terremoto (7:58 de la noche) también se guardó un minuto de silencio. Las mujeres y niños, algunos en sillas de ruedas, llegaron a escuchar misa. Las palabras y cánticos que se escuchan también son de esperanza, pero hay quienes lloran y se abrazan entre ellas.

AYUDA INSUFICIENTE. En Manta, Portoviejo, Pedernales, Bahía, San Clemente, Chero, Rocafuerte, Jama y Charapotó, entre otras ciudades castigadas de la provincia de Manabí, la ayuda no es suficiente para alimentar y vestir a los miles de damnificados.

Las raciones de alimentos, así como el agua y las medicinas, no alcanzan. La mala distribución de las donaciones complica más la situación de los que sufren. Hay muchos pueblos que aún no han recibido nada y la gente tiene que viajar a las ciudades principales en busca de arroz, agua, azúcar o algo de plátanos y yuca.

Sin embargo, lo que ahora se reclama más son pañales, prendas de vestir y calzados para los niños, además de papel higiénico y útiles de aseo, como jabones y pastas para dientes.

También se requiere medicinas para combatir la epidemia de influenza que se viene desatando en los albergues a raíz de las lluvias y por dormir en la intemperie. Eso sucede en el de Pedernales, donde los niños ya no tienen ropa, pues lo que tenían se mojó y caminan descalzos.

Los médicos peruanos Hyden Emiliy Carlier Aguilar (26) y Christian Muñoz Malca (23) demandan medicinas para atender a estos menores, pues hay quienes sufren diarreas y otros males estomacales. Temen que se desate una epidemia de gripe, fiebre amarilla o dengue.

En la ruta, mientras regresamos a Guayaquil de Portoviejo, se ve a gente en las carreteras implorando ayuda. Familias enteras levantan las manos pidiendo agua y comida, mientras que a otros se les ve acampando fuera de sus casas. Aun en medio de esta pesadilla, deben empezar a reconstruir sus hogares.