La movilización de la población y la firme postura de la Asamblea Nacional (Congreso), incluso con votos del partido de gobierno, hicieron ayer retroceder al presidente de Corea del Sur, Yoon Suk-yeol, quien había declarado la ley marcial con la suspensión de las garantías constitucionales.
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El presidente no contaba con la movilización popular que enfrentó en las calles a los militares que iban a cerrar el Congreso.
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Antes de verse obligado por el pueblo a retroceder y a levantar el régimen de excepción, el mandatario -implicado en denuncias de corrupción- ordenó colocar a la oposición y los medios de comunicación bajo control militar, lo que desató una crisis política y constitucional que estuvo a punto de acabar con la democracia surcoreana.
Anuncio golpista
En mensaje a la Nación, Yoon Suk-yeol argumentó que declaraba la ley marcial de emergencia para proteger el “orden constitucional” y acusó al principal bloque de la oposición, el Partido Democrático (PD), de “fuerza pronorcoreana”. Tal acusación fue vista como ridícula incluso por algunos que apoyan al gobierno.
Acceso al Congreso
Con la ley marcial en vigor, las actividades del Parlamento fueron restringidas y las fuerzas de seguridad bloquearon el acceso a la Asamblea Nacional. El anuncio de Yoon se produjo después de que el PD aprobó, sin contar con el apoyo del gobernante Partido del Poder Popular (PPP), unos presupuestos generales para 2025 con múltiples recortes, además de mociones para destituir al fiscal general y al responsable de vigilar las cuentas de los organismos públicos.
Golpe presidencial
Ante el “golpe” presidencial, la población se movilizó e hizo retroceder a los militares, mientras el Parlamento anuló el régimen de excepción, lo que llevó a que el consejo de ministros acate la medida y que luego el presidente Yoon Suk-yeol acepte su derrota con el anuncio del fin de la ley marcial.
La Confederación de Sindicatos de Corea (KCTU) exige la dimisión de Yoon y el Congreso evalúa destituirlo.
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