Entre las historias que hablan sobre el origen de la humanidad, hay una muy cautivante para los ufólogos y amantes de platillos voladores: los Annunakis. El investigador Zecharia Sitchin puso a prueba este mito luego de traducir unas tablillas de arcilla de los sumerios, cultura del antiguo Iraq. El nombre de los seres significa “Los que del cielo a la tierra descendieron”, y eran provenientes de un planeta llamado “Nibiru”.
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La historia señala que llegaron a la Tierra por oro para calentar su atmósfera. Edificaron grandes ciudades y crearon una vasta industria minera. Sin embargo, se cansaron de tanto trabajo y optaron por un experimento: mezclar su ADN con los primates terrícolas.
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De los experimentos genéticos nació Adapa (¿Adán?), el primer prototipo del humano terrestre (¿Homo Sapiens?) producto de la mezcla de los ADN de primates y de anunnakis.
Con el tiempo, los humanos se multiplicaron y terminaron trabajando en las minas. Gracias a la ayuda de los Anunnaki, aprendieron a sembrar, se establecieron en ciudades y crearon templos para adorarlos.