Las peleas de peces son lo último de juegos de envite en Camboya pese a que están prohibidas las apuestas, pero es que al camboyano cualquier entretenimiento con algo de incertidumbre y dinero por ganar le vale para improvisar una timba. El cuadrilátero lo forma un tarro de vidrio lleno de agua en el que se introducen dos púgiles siameses, de los pececillos que habitan en los arrozales. Al encararlos, empiezan a lanzarse mordiscos y embates hasta que uno de los contendientes desiste y se arrima al cristal del frasco, movimiento que se interpreta como haber arrojado la toalla.
Declarado el ganador, se abre paso al reparto de las ganancias entre los ganadores.