Un hombre fue condenado por un robo armado cometido hace ocho años en una granja australiana gracias a sangre que se extrajo a una sanguijuela que se encontraba en la escena del crimen. Según la policía australiana se trata de la primera ocasión en que una persona es condenada gracias a una prueba de este tipo. Tras el crimen la policía almacenó la muestra de sangre después de comprobar que no coincidía con la de la víctima ni con la de nadie que hubiese estado cerca de la casa en el momento del asalto. El año pasado Peter Cannon, el condenado, fue detenido por tráfico de drogas. La policía tomó muestras de su ADN y lo contrastó a través de una base de datos informática con la sangre extraída de la sanguijuela.