La dueña de un bar que era usado como discoteca en la provincia de Córdoba, en el centro de Argentina, mantuvo encerrados a sus clientes durante tres horas para intentar evitar una inspección, ya que el local no estaba habilitado como sala de baile.
Algunos clientes llamaron a la policía desde el interior del local que, en medio de la situación de tensión, abrió sus puertas momentáneamente permitiendo la salida de una veintena de asistentes, varios de ellos ebrios. El fiscal Gustavo Sandoval ordenó el desalojo de El bar de Nora, en el que durante tres horas estuvieron encerrados los clientes.