El papa Francisco presidió ayer la misa Crismal del Jueves Santo en la Basílica de San Pedro y luego, por la tarde el pontífice celebró la misa en la que se recuerda la última cena antes de la crucifixión y durante la cual se produce el lavado de pies a los presentes.
Francisco lo hizo en la iglesia de Santa María de la Providencia, en Roma, y lavó los pies a doce discapacitados de distinta edad, nacionalidad y pertenencia religiosa. Los pacientes tienen entre 20 y 70 años, y sufren de enfermedades degenerativas y problemas neuromotores, así como párkinson y alzheimer.
Francisco decidió hablarles a los sacerdotes de todo el mundo, con referencias explícitas a su función dentro de la Iglesia. Le pido al Señor Jesús que confirme la alegría sacerdotal de los que tienen varios años de ministerio, sostuvo.
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