El racismo queda atrás.
El racismo queda atrás.

Entre la algarabía de la gente, la estatua del general Robert E. Lee fue retirada este sábado en Charlottesville, en la plaza donde años atrás se originó una manifestación supremacista blanca en honor a ese militar que en el siglo XIX defendía la superioridad de los blancos sobre los negros y el esclavismo.

Gente aplaude el retiro.
Gente aplaude el retiro.

La ciudad de Charlottesville, Virginia, retiró finalmente la polémica estatua del general confederado Robert E. Lee, casi cuatro años después de que sirviese de inspiración para una violenta manifestación de supremacistas blancos que dejó una persona fallecida.

El retiro es histórico.
El retiro es histórico.

Esa localidad del estado de Virginia, de unos 47,000 habitantes, fue escenario de enfrentamientos después de una manifestación convocada por supremacistas blancos entre el 11 y 12 de agosto de 2017, durante los cuales una mujer blanca murió arrollada por un neonazi y 19 personas resultaron heridas.

Se celebra el retiro.
Se celebra el retiro.

Una grúa levantó la estatua de su pedestal en un parque en el centro de la ciudad a primera hora de la mañana. La retirada se realizó entre aplausos.

Se va lo que nunca debió estar ahí.
Se va lo que nunca debió estar ahí.

“La retirada es un pequeño paso para acercarnos al objetivo de ayudar a Charlottesville, Virginia y Estados Unidos a encarar su pecado de estar dispuestos a destruir a los afroamericanos para lograr beneficios económicos”, dijo Nikuyah Walker, la alcaldesa de la ciudad, mientras la estatua era trasladada a un recinto municipal, según recogen los medios locales.

La gente ve que se va.
La gente ve que se va.

Poco después, las autoridades se llevaron también la estatua de otro general confederado, Thomas J. “Stonewall” Jackson, también símbolo del supremacismo.

Esperan que nunca más se vea esa estatua.
Esperan que nunca más se vea esa estatua.

La decisión de retirarlas fue tomada en 2016, pero varias apelaciones legales aplazaron la medida hasta que finalmente, este año, el Tribunal Supremo de Virginia respaldó la medida. Ambas efigies habían sido levantadas en la década de 1920.