Maximiliana Sántiz Pérez tenía 13 años en 2007 y le pidió a su padre a que la inscriban en un colegio cercano a su casa en la comunidad Bachén, México, pero le negaron la educación y le dijeron que mejor era quedarse en casa ayudando a su madre.
Sin embargo, lo único que quería hacer Maximiliana Sántiz era estudiar para tener una mejor vida y emigró a Jovel o San Cristóbal de las Casas, aunque no sabía hablar español ni tenía algún conocido en dicha ciudad.
Hablando con el chofer del bus, supo que el colegio quedó a pocas cuadras y pudo inscribirse con los ahorros que había recolectado en su comunidad. Al día siguiente, fue a buscar trabajo y se dedicó a ser trabajadora doméstica.
Lejos de tener una buena vida en la escuela secundaria, sus compañeros la discriminaron por su raza y empezaron a llamarle india, además de golpearla. Maximiliana nunca se rindió y siguió con sus estudios, trabajaba y estudiaba hasta la media noche para aprender el español.
En sus vacaciones regresó a su pueblo natal Bachén para saludar a sus padres quienes no la recibieron con el mayor cariño ya que la criticaron. No creían que se fue a la ciudad para estudiar y ganarse la vida, sino para “buscar marido”. Lo mismo le decían sus compañeros de trabajos.
En 2010, Maximiliana logró completar la secundaria y seguía el próximo paso, la preparatoria para ingresar a la universidad. Tres años después por un amigo decidió ingresar a la Universidad Autónoma de Chiapas. Invitó a sus padres quienes se presentaron para la entrega de documentos.
(FOTO) Maximiliana Sántiz Pérez
Finalmente, había ingresado a una universidad para seguir la carrera de arquitectura. En este punto se había reconciliado con sus padres, pero la comenzaron a llamar loca y que "no tendría el tiempo y dinero suficiente para terminar la carrera".
Recibió pensión alimentaria y su profesora de la preparatoria le acomodó un lugar en su casa para que pueda vivir. Maximiliana dormía cuatro a cinco horas diarias y el resto del tiempo lo utilizaba para trabajar o estudiar.
En cuatro años puedo terminar la carrera y hasta presentó un proyecto de construcción de un mercado en el municipio de Tzimol, para beneficiar a una población de diez mil personas.
(FOTO) Maixmiliana en su graduación con sus padres
Ahora con 25 años y la carrera de arquitectura terminada, todavía piensa en estudiar y hacer una maestría en México o en el extranjero. Además, apoya y alienta a sus hermanas de estudiar una carrera. Finalmente, ya reconciliado con su padre quien no creyó en ella desde un principio, cuenta a sus conocidos que "cuando una mujer se propone un objetivo, lo puede lograr".
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