Las más tiernas mascotas, sean perros o gatos, pueden ser dos veces más contaminantes que un automóvil, según científicos neocelandeses que calcularon la superficie necesaria para producir la carne y los cereales que consumen estos animales.
El estudio de Robert y Brenda Vale, publicado en octubre de 2009 en la revista New Scientist, provocó las reacciones hostiles de los defensores de los animales domésticos y de sus propietarios.
En su trabajo, los científicos afirman que para alimentar a Medor, un perro de tamaño medio que come 164 kilos de carne y 95 kilos de cereales anuales, el impacto en el medio ambiente corresponde a una superficie de 0,84 hectáreas.
En cambio, un vehículo de tipo 4x4 que recorre unos 10 mil kilómetros anuales, teniendo en cuenta la energía necesaria para su fabricación y la utilizada para sus desplazamientos, tiene una huella ecológica de 0,41 hectáreas, dos veces menos fuerte que la del perro.