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La pequeña Lina se convirtió en madre de un niño con apenas cinco años de edad. La historia data de los años 30, en ese entonces, asombró a todo el mundo su caso y no era para menos.
La menor era del pueblo de Antacancha y el asombro de sus padres y de todo el pueblo se dio cuando el vientre de Lina empezó a crecer rápidamente.
Tiburcio Medina, padre de Lina, la llevó a todo tipo de rituales y exorcismo para quitarle el mal que creían que la poseía.
Sin embargo, cuando deciden llevarla con un médico, este certificó el embarazo de la menor, quien dio a luz a través de cesárea a un varón que pesó 2 kilos 700 gramos y midió 48 centímetros de largo.
El bebé fue bautizado como Gerardo en honor al médico Gerardo Lozada que atendió a la pequeña madre.
De inmediato, la noticia corrió en todo el mundo y Lina fue considerada como una especie de Virgen María que había concebido sin el pecado original.
Lina sufría un extraño trastorno que le adelantó la pubertad con tan solo unos meses de nacida. A los tres meses, Lina ya tenía vello púbico y antes de cumplir el año de nacida, empezó a menstruar.
Nunca dieron con el padre del bebé, pero el niño y su pequeña madre fueron criados como hermanos.
Lina y el doctor que la atendió nunca perdieron el contacto y este ayudó a la niña y a su bebé con sus estudios.
Lina creció, se casó y tuvo otro bebé. Sin embargo, nunca quiso hablar con ningún medio sobre su extraño caso.
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