Más de 130 científicos especializados en supernovas, explosiones de estrellas que liberan sus elementos químicos, claves para la evolución del Universo, desentrañan esta semana en la isla de Pascua la avalancha de datos disponibles.
Científicos de todas las edades y de todo el mundo exploran desde el martes y hasta el sábado en este territorio insular chileno ubicado en medio del Pacífico las nuevas oportunidades que se abren al conocimiento astronómico y cómo mejorar las técnicas de observación y análisis para determinar la evolución del Universo.
Y es que la ciencia de las supernovas crece a pasos agigantados, anunciando descubrimientos casi a diario, lo que impone a los científicos adecuarse a la avalancha de datos disponibles, dicen los organizadores, el Instituto Milenio de Astrofísica Mas, que forma parte de la Iniciativa Científica del Milenio, y varias universidades chilenas y extranjeras e instituciones como Imagen de Chile.
La evolución del Universo depende de las supernovas.
"Si no fuera por las supernovas, no existirían los planetas", explica a la AFP el anfitrión del encuentro, el astrónomo chileno Mario Hamuy, premio nacional de Investigación 2015 de Chile, quien las compara con la "fábrica de los elementos químicos del Universo".
En su explosión liberan elementos como el calcio, el oxígeno o el hierro producidos en los "hornos de las estrellas" que sirvieron para crear por ejemplo la Tierra.
Uno de los misterios que los científicos tratan de desentrañar es qué hace que una estrella dé lugar a una supernova.
La mayoría de las estrellas terminan su vida de forma pacífica apagándose poco a poco.
- Encrucijada cósmica -
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"Las supernovas permiten descifrar cómo evolucionó el Universo 5.000 años después del Big Bang", que se produjo hace cerca de 14.000 millones de años.
Pero también -y no menos importante- su luminosidad permite medir la distancia entre galaxias lejanas. "Son faros cósmicos" que además arrojan luz sobre la velocidad o la tasa a la que se expande el Universo.
La ciencia y la observación han demostrado que actualmente hay miles de supernovas que hacen cada vez más inalcanzable el Universo, por su acelerada expansión.
"Hoy estamos en una encrucijada, pero el conocimiento del desarrollo nos permite desde la retrospectiva hacer perspectiva", dice Hamuy, que reconoce que esta expansión acelerada del Universo hace que la distancia entre galaxias sea cada día mayor.
"Lo que podemos observar se nos va achicando", asegura Hamuy.
Y lo que se podrá observar será lo que queda más cerca de la Tierra: la Vía Láctea, que por su propia gravedad no se expande aunque se va juntando con la galaxia Andrómeda y que en unos 4.500 millones de años, cuando se junten, dará origen a Víadrómeda.
Entre los participantes en el encuentro se encuentra el premio Nobel de Física 2011 Brian Schmidt y otros científicos de renombre como Mark Phillips, actual director del observatorio chileno Las Campanas, y Nicholas Suntzeff, que participaron en el descubrimiento de la expansión acelerada del Universo y que le valió el galardón al primero.
Todos son fundadores del proyecto Calán/Tololo, en Chile, que permitió contar con una herramienta inédita para la medición de las distancias del Universo a través del uso de supernovas cercanas. Estos datos fueron el antecedente que en 1998 permitió descubrir que el Universo en lugar de frenarse, como predecía la teoría de Einstein, se acelera "debido a una misteriosa energía oscura".
- Evolución de la energía oscura -
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Más que la expansión, lo que interesa ahora a los científicos es la evolución de la energía oscura que genera y de la que quieren saber si se comporta como una "constante cosmológica o varía en el tiempo"
Su evolución "determinará el destino del Universo" dice Hamuy, que ha querido rendir homenaje a algunos de sus maestros desde la isla de los Rapa Nui, expertos navegantes que se orientaban por las estrellas, lo que demuestra sus conocimientos de astronomía.
Los organizadores también han querido hacer partícipes a los habitantes de la isla, en cuyos colegios están impartiendo charlas sobre la evolución del Universo para fomentar la astronomía en un país que concentra entre el 30 y el 40% de toda la capacidad de observación del Cosmos desde la Tierra.
El desierto de Atacama, el más árido del mundo y con los cielos más límpidos imaginables, alberga algunos de los telescopios más sofisticados.
Cuando se instalen otros tres previstos, dicha capacidad de observación pasará al 70%. A diferencia de otros centros de observación que presentan características similares, como Hawai o las islas Canarias.