Un mexicano de 56 años de la norteña ciudad de Matamoros ha acumulado 600 arrestos en diez años por cometer faltas como deambular en estado de ebriedad o alterar el orden público. Desde 2000 este vendedor de golosinas ha sido llevado a la prisión municipal, incluso a pedido suyo, al menos una vez por semana.
'A veces nos lo encontramos muy tomado en el barrio de la Capilla y para que no vaya a ser atropellado nos lo llevamos a la barandilla o él mismo nos pide que lo detengamos', dijo un policía al diario.
En 16 ocasiones fue arrollado por automóviles y al menos nueve lo asaltaron. Cuando los agentes lo encuentran ebrio, muchas veces prefieren llevarlo a su casa.