El régimen chavista, al que se le imputan crímenes de lesa humanidad y desapariciones, se la emprendió ahora contra una estatua de la diosa María Lionza, a la que ‘raptó’ en medio de la polémica, en Caracas, capital de la República Bolivariana de Venezuela.
La obra del desaparecido artista Alejandro Colina ha estado envuelta en una polémica desde que 2004, cuando colapsó y fue enviada a la Universidad Central de Venezuela (UCV) para su restauración.
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“En la montaña de Sorte, por Yaracuy, en Venezuela, vive una Diosa, una noble reina, de gran belleza y de gran bondad, amada por la naturaleza e iluminada de caridad”, comienza la canción que el salsero panameño Rubén Blades le dedicó a María Lionza, la popular deidad venezolana que estos días ha vuelto a estar de actualidad, debido a la ‘desaparición’ de su estatua que, durante décadas, estuvo en una de las principales autopistas que atraviesan a Caracas, la capital del país suramericano bajo el régimen chavista.
El pasado 4 de octubre. la Universidad Central de Venezuela (UCV) denunció la sustracción de la obra elaborada en 1950 por el fallecido artista venezolano Alejandro Colina (1901-1976).
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La estatua estaba en las instalaciones de la casa de estudios desde que en 2004 se quebrara por la mitad. Allí fue restaurada y esperaba desde hace casi dos décadas ser devuelta a su sitio original.
Desde el Instituto de Patrimonio Cultural (IPC) asumieron la responsabilidad del polémico traslado, ‘secuestro’ de la estatua se dijo, habría ocurrido en la noche del domingo 2 de octubre.
Las autoridades del organismo estatal dijeron que la decisión con la estatua se produjo para “proteger, preservar y reubicar la estatua en nuevas condiciones acordes con su significado histórico, patrimonial y espiritual” y acusaron a la universidad de tener ‘secuestrada’ la obra.
La Federación Venezolana de Espiritismo aseguró que la controversial obra será colocada a los pies de las montañas de Sorte, donde ya se encuentra otra réplica.
Gobierno toma la palabra
La Comisión Presidencial para la Recuperación de la Universidad Central de Venezuela (UCV) informó en un comunicado que la estatua de María Lionza, que estaba en el recinto, fue llevada a restaurar y no fue ‘robada’ como denunciaron más temprano.
Apuntan que “el Instituto de Patrimonio Cultural, en ejercicio de sus competencias, dictó medidas administrativas urgentes de protección y conservación para salvaguardar la integridad de la escultura de María Lionza -del artista venezolano Alejandro Colina, declarada Patrimonio Cultural de la Nación-”.
Señalaron que los ciudadanos tienen el derecho “al disfrute y veneración de este símbolo cultural, histórico y espiritual de Venezuela”.
Aclaran que fueron “medidas urgentes que están en ejecución y que con ello el gobierno pone fin a la situación de abandono en que se hallaba desde hace casi 20 años este bien cultural excepcional, cuyo único y verdadero dueño es el pueblo de Venezuela”.
Denunciaron que la “obra, con visibles signos de deterioro, estuvo virtualmente secuestrada sin las condiciones adecuadas para su preservación, en un lugar inaccesible para el público, impidiéndose su exhibición, en violación de los principios fundamentales de la Defensa del Patrimonio Cultural de la República”.
Sostuvieron que la estatua está a “buen resguardo, a cargo de equipos técnicos especializados, que trabajan en la preservación de su integridad”.
Historia de María Lionza
Hay distintas versiones sobre el origen de María Lionza. Algunas aseguran que fue la hija de un cacique indígena y otros que era una española acaudalada, pero todas las coinciden en señalar que tenía poderes divinos.
Pero ¿quién fue María Lionza y por qué tantos venezolanos la adoran y veneran?
El mito y culto a María Lionza constituye una creación paradójicamente genuina e híbrida, que incorpora contenidos de diferentes procedencias y se emparenta con los mitos centrados en la imagen de Madre y Diosa”, explica la antropóloga e historiadora Ocarina Castillo, en “Los grandes mitos y cultos populares”.
La leyenda de este personaje comenzó a esparcirse a partir de siglo XIX, señala Castillo, quien precisa que el origen de la misma tiene varias versiones y algunas se remontan al siglo XV.
Una de las visiones señala que María Lionza era “una reina caquetía (una de las tribus aborígenes venezolanas)” dotada de una gran belleza y poseedora de extraordinarios poderes, como los de predecir el futuro y curar a los enfermos. Y debido a que se enfrentó a un conquistador español se vio obligada a refugiarse en las montañas de Sorte, ubicadas en el estado Yaracuy (a unos 280 kilómetros al noroeste de Caracas).
También asegura que los españoles trataron de hallarla en las montañas, pero todas las expediciones perecieron o fueron atacadas por los nativos, con lo cual reforzó la creencia de que tenía poderes divinos.
Otra versión recopilada por la experta sostiene que María Lionza era la hija de un cacique y que por su sexo no podía heredar la conducción de la tribu, por lo que fue enviada con la familia de su madre, con la que vivió hasta los 12 años y aprendió a hablar español.
Un rito en honor a María Lionza que incluye una fogata.
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