La tremenda vitalidad con que un niño juega, sin cansarse, no es mala y hay que verla como algo positivo que fomenta la creatividad. Sin embargo, los padres no siempre van a tener las energías para acompañar toda esta actividad.
(Vea: Los beneficios de jugar con los hijos)
Ahora, el niño puede ser desobediente o terriblemente inquieto, en cuyo caso, podría tratarse de una hiperactividad por déficit de atención que se debe descartar con un psicólogo.
Pero este comportamiento también aparece cuando hay algún problema en la casa o algo los preocupa. Los niños buscan llamar la atención de los mayores, aunque no sea la forma más adecuada. Puede distinguirlo porque siempre hacen exactamente lo contrario a lo que se le pidió.
Hay tantas posibles causas que es necesario corregirlo con cuidado. No lo reprendas diciéndole "eres malo" porque eso hará que piense en él como una mala persona en vez de hacerlo pensar en lo que hizo. Para tener autoridad no es necesario que le grites pero sí que le hables con firmeza de por qué está mal que se comporte de esa manera.
(Vea: Cómo impartir disciplina en los hijos)
También puedes ponerlo a realizar varias actividades que lo entretengan en su faena diaria como pintar, armar rompecabezas, etc.