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El afecta muchos círculos de la vida, sea el social, laboral y emocional, esto se debe a que las personas que lo padecen sufren momentos de depresión y luego de alegría extrema, tanto que la energía para ellos es una valor invaluable que se agota con mucha frecuencia.

Para el Dr. Abel Sagástegui Soto, psiquiatra del Instituto Nacional de Salud Mental,  este mal necesita de mucha ayuda de parte de amigos y familiares ya que esta enfermedad hace que el paciente se encuentre en varias terapias de conducta y tratamientos con píldoras que en, muhcos casos, los mantiene en un estado somnoliento. 

El 1% de población padece este mal que suele iniciarse en la adolescencia, él o ella oculta sus sentimientos para no sentirse débil frente a la sociedad, por ello el especialista recomienda dejar de construir mitos alrededor de este trastorno pues solo perjudica el estado de salud de quien lo padece. 

En los momentos de euforia, las personas con este trastorno gastan su dinero en cosas banales, tienen una energía que supera sus límites y los lleva a cometer acciones de las cuales se arrepienten luego. Cuando se encuentran con depresión, llegan a lesionarse o a tener intentos de suicidio por la gran angustia que llevan dentro. Por eso ante los síntomas se debe acudir a un especialista.