Uno de lo cambios físicos que más limitan a las personas de la tercera edad es la pérdida auditiva. Este problema se manifiesta de forma paulatina afectando la comunicación de los ancianos, lo cual provoca su aislamiento y disminuye su calidad de vida. Una forma de disminuir estos efectos es a través de los audífonos, cuyo uso se hace previa evaluación del otorrinolaringólogo.
Existen diferentes marcas y tamaños de audífonos. Para elegir el que más le convenga, el especialista realizará un estudio audiométrico; dependiendo de los resultados, y de la pérdida auditiva, podrá usar un aparato pequeño.
Una vez elegido el modelo se pasa a probarlo y calibrarlo de acuerdo a las necesidades particulares del paciente. Para un mejor desempeño del aparato se recomienda visitar al médico cada tres meses a fin de que haga la evaluación correspondiente e indique si requiere de cambio o no.
Es importante exigirle al paciente que se realice una evaluación, ya que pese a que son conscientes de su problema de sordera, se resisten a ir al médico.